El síndrome de fatiga crónica o SFC (también conocido como Encefalomielitis Miálgica) es una condición que causa fatiga tan severa como para interferir con la capacidad de una persona para participar en actividades laborales, recreativas o sociales normales. La condición ha sido clasificada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como una enfermedad del sistema nervioso.
¿Qué causa el síndrome de fatiga crónica?
Nadie sabe en realidad la causa del síndrome de fatiga crónica y a la fecha no ha sido posible identificar un agente causal específico.
Los síntomas pueden ser debidos a que el sistema inmune no está trabajando correctamente o a algún tipo de infección viral, tal como la producida por los virus del herpes, mononucleosis infecciosa o incluso la gripe, habiendo sido demostrado que es más probable padecer este síndrome si se sufre de depresión o enfermedades inmunologicas.
La fatiga crónica afecta a las mujeres tres veces más que los hombres y suele presentarse entre los 20 y 40 años de edad, aunque se han reportado casos también en niños.
¿Cuáles son los síntomas del síndrome de fatiga crónica?
Los síntomas más comunes del SFC son fatiga severa o agotamiento con características muy diferentes a cualquier otro tipo de cansancio que se haya experimentado previamente ya que no mejora con el descanso. Esta fatiga puede instaurarse de manera gradual o repentina y suele durar varios meses o incluso años. Además, pueden presentarse otros síntomas los cuales varían de persona a persona entre los cuales se cuentan:
- Dolor de garganta frecuente
- Dolores musculares y articulares frecuentes, sin inflamación ni enrojecimiento del área
- Disminución de la capacidad de concentración y la memoria
- Dolor abdominal
- Sudoración, escalofríos o sensación de frío
- Dolor de cabeza
- Cambios en el estado de ánimo
- Aumento de volumen y dolor en los ganglios linfáticos del cuello o las axilas
- Problemas para conciliar el sueño o patrones de sueño alterados
¿Cómo se diagnostica el síndrome de fatiga crónica?
No existe una prueba específica para el SFC y llegar al diagnóstico definitivo puede tomar algún tiempo, ya que es muy importante descartar otras enfermedades que pueden tener síntomas muy parecidos tales como la anemia o los problemas tiroideos.
A fin de excluir otras entidades, el médico realizará un examen físico completo además de solicitar algunos exámenes de orina y sangre. En ocasiones incluso será necesario realizar algunas radiografías e incluso tomografía cerebral.
¿Cómo se trata el síndrome de fatiga crónica?
No hay un tratamiento específico para curar el SFC,aunque algunos de los síntomas como los dolores musculares, los trastornos del sueño y la depresión se pueden tratar con medicamentos. El médico puede prescribir bajas dosis de antidepresivos, los cuales se saben ayudan a algunos pacientes con SFC; además se pueden aliviar los síntomas con terapia de relajación tal como el yoga. Como complemento, se recomienda llevar una dieta balanceada rica en frutas y vegetales.
Existe un número creciente de evidencias que indican que una forma de rehabilitación conocida como terapia conductual cognitiva (TCC) ayudan a las personas con SFC a mejorar mejor su día a día. La terapia está orientada a cambiar las actitudes negativas y enseñarle a la persona como pensar de manera constructiva.
El problema de decidir la mejor terapia es que aquellos tratamientos que funcionan muy bien para algunos pacientes no surten ningún efecto en otros, e incluso podrían hacerlos sentir peor. Es por ello que el médico debe decidir con cada paciente cual es el mejor esquema terapéutico para su caso.
Viviendo con el síndrome de fatiga crónica
Los síntomas derivados del SFC pueden cambiar de un día a otro y ciertas condiciones pueden agravar la enfermedad. Por ejemplo, cuando deben realizarse esfuerzos físicos o psicológicos intensos es posible que te sientas peor.
Para afrontar esta condición, debes ser flexible y ajustar tu estilo de vida de manera que puedas vivir con esto. Cuando se presenta por primera vez el SFC es posible que sea necesario un tiempo de reposo en cama, aunque es importante incorporarse y hacer alguna actividad al menos una vez al día, así sea simplemente sentarse en una silla.
Conforme pasa el tiempo, debe aumentarse el nivel de actividad evaluando cuánto se puede manejar sin causar una recaída. Trata de organizar tus actividades de manera que puedas descansar entre tarea y tarea. Además debes evitar hacer varias cosas a la vez y completar tus obligaciones contra reloj.
La evolución a largo plazo de las personas con SFC varía y es impredecible. Algunos pacientes mejoran y se recuperan por completo entre 6 y 12 meses después del diagnóstico, mientras otros presentan un patrón de recuperación y recaídas que se prolonga en el tiempo.