Existe evidencia que vincula la deficiencia de vitamina D con mayor probabilidad de complicaciones por COVID-19, aunque ésta evidencia es circunstancial y se basa en los casos estudiados en el último año, no resta credibilidad y es considerable. Los factores como los siguientes, tienen gran influencia en la evolución del paciente con SARS-Cov-2 durante su enfermedad y las complicaciones de ésta:
- Origen étnico.
- Obesidad.
- Institucionalización.
- Latitud y exposición ultravioleta.
Formas de medir la Vitamina D
Es muy importante conocer los niveles de los compuestos que son fundamentales para nuestro metabolismo, existe una prueba rápida de vitamina D para poder evidenciar éstos niveles, y de existir carencia o deficiencia poder tener el conocimiento y realizar las modificaciones en la dieta de manera natural o con suplementos alimenticios. Es muy fácil, rápido, de costo accesible y sin riesgos de contagio.
Para poder diagnosticar una deficiencia de Vitamina D los niveles de concentración séricos del metabolito activo, el calcidiol o 25-hydroxyvitamin D, deben estar ≤20 μg/ml.
40 Unidades Internacionales (UI) de vitamina D3 equivalen a 1 μg/ml, es decir 0.001 mg.
Clasificación de los valores séricos para la Vitamina D
- Valores tóxicos: ≥150 ng/mL.
- Valores recomendables: 30-60 ng/mL (75-150 nmol/L).
- Insuficiencia relativa: 21-29 ng/mL (52-72 nmol/L).
- Insuficiencia o déficit de vitamina D: ≤20 ng/mL (37,5-50 nmol/L)
- Déficit severo: ≤5 ng/mL.
Absorción y Biodisponibilidad
El 20% de la vitamina D la obtenemos de la dieta, el otro 80% la producimos como vitamina D3 gracias a nuestra piel.
Origen y función de la vitamina D
La vitamina D es una pro-hormona, la podemos encontrar en dos formas en la naturaleza, las cuales son liposolubles: vitamina D3 (colecalciferol) y la vitamina D2 (ergocalciferol). La vitamina D3 es producida en la piel del ser humano y de otros animales, a partir del 7-deshidrocolesterol (un derivado del colesterol) y con ayuda de los rayos UVB de la luz solar. De sus dos formas es la Vitamina D3 la que posee una absorción mucho más amplia.
En cambio, la vitamina D2 se produce en las plantas, en los hongos y en las levaduras por la irradiación solar a partir del ergosterol. Ambos compuestos de vitamina D son inactivos biológicamente, por lo que al ser absorbidos y metabolizados para producir los metabolitos, los cuales son los activos y responsables de las múltiples funciones de la vitamina D en el organismo.
El primer metabolito biológicamente activo es el calcidiol (25-hidroxivitamina D [25(OH)D] ), que se produce en el hígado a partir de cualquiera de las dos formas, ya sea vitamina D2 o D3. Uno de los metabolitos más importantes es el calcitriol (1,25-(OH)2-D3), producido en el riñón.
Una de las cosas más importantes a entender es como funciona nuestro cuerpo, y que todo lo relacionado con una célula, es decir, todo lo que esa célula pueda utilizar logra modular o no las actividades de la misma. En las células inmunitarias como las células B, las células T y las células presentadoras de antígenos; las cuales tienen un papel fundamental en cómo el individuo responde de manera efectiva o no ante un agente patológico.
Todas éstas poseen un receptor para la vitamina D y pueden formar el metabolito activo de la vitamina D, por lo que en el metabolismo y función, ésta vitamina potencia y modula las respuestas inmunitarias innatas y adaptativas.
Prevención del gran mal del COVID-19: La tormenta de citocinas
La forma activa de la vitamina D (calcitriol) tiene efectos sobre el sistema inmunitario al unirse al receptor de vitamina D, este receptor se expresa en monocitos y macrófagos activados, células dendríticas, células NK, linfocitos T y linfocitos B. Además, se ha observado que al activarse, éste tiene una potente función antiproliferativa, pro-diferenciativa e inmunomoduladora.
Sumado a que favorecen la respuesta antiviral y disminuyen los procesos inflamatorios al suprimir las citoquinas inflamatorias tales como TNF-α, IL1-β, IL-6, IL-8 y expresión de TLR2 /4, éstas son las responsables de la tormenta de citoquinas transitoria que se desencadena en el COVID-19 alterando el epitelio pulmonar.
Los macrófagos
La vitamina D estimula a la inmunidad innata a través de las células del sistema inmunitario, los macrófagos activados. Éstas detectan a los microorganismos patógenos y producen vitamina activa que ingresa a su núcleo. Esto libera diferentes moléculas que van contra el patógeno.
Las primeras son las β-defensinas que liberan interleucinas o proteínas segregadas que actúan como moléculas mensajeras en la comunicación celular, y otras células proinflamatorias, que contribuyen a la destrucción de los virus y bacterias.
Células dendriticas
Las segundas son las células dendríticas, este tipo de células producidas en la médula ósea y que se encuentran en la sangre, piel, y en el tracto digestivo y respiratorio, actúan como mediador. Disminuyen las diferentes células proinflamatorias, pero no hasta que bajen nuestros mecanismos protectores, sino que regula el exceso de los mismos, buscando un equilibrio.
La idea maravillosa de nuestro cuerpo, está basada en que toda respuesta inflamatoria e inmune necesita ser controlada y dirigida al microorganismo que nos está causando daño. Si esto no es así, puede generar una tormenta de citoquinas, que puede resultar perjudicial para el individuo, y aumentar los índices de mortalidad de maneras exponenciales. De ahí la importancia de los nuevos estudios sobre la vitamina D.
Una de las complicaciones más severas en la infección por SARS-Cov-2, es la tormenta de citocinas, donde el cuerpo pierde la posibilidad de autorregularse e inicia un estado de hiperinflamación con graves consecuencias para la evolución del paciente.
Epitelio Respiratorio
La vitamina D favorece la indemnidad del epitelio respiratorio, si la lesión pulmonar afecta la uniones intercelulares se traduce en un aumento de la permeabilidad de éste epitelio al virus y a los daños de otros microrganismos, lo que conlleva a mayor predisponibilidad a Neumonías. Ésta vitamina mantiene las uniones estrechas, como lo son las uniones gap y las uniones de adherencia del epitelio respiratorio.
Dieta y suplementación con vitamina D
Algunas suplementaciones pueden tener dosis muy bajas de 400 UI las cuáles son insuficientes para corregir una deficiencia y generar una real ayuda a nuestro organismo. El requerimiento mínimo diario es de 800 UI en el caso de personas sanas sin ningún tipo de deficiencia, ahora en personas con deficiencia de Vitamina D se requiere de 2000 UI e inclusive 4000 UI.
Cuando hablamos de COVID-19, para lograr un efecto inmunomodulador se establecen dosificaciones diarias de 1000-2000 UI, pero al presentar algún síntoma asociado y corroborar la infección por el SARS-Cov-2 la dosis deben elevarse a 4000 UI diarias para lograr activar el efecto inmunomodulador con el que nuestro cuerpo puede responder de manera más efectiva.
Esto disminuye los riesgos de complicaciones como hospitalizaciones o en el peor de los casos la estancia en Unidad de Cuidados Intensivos. Algunos de los alimentos ricos en Vitamina D son:
Alimentos ricos en vitamina D | |
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Alimento | Contenido en vitamina D |
Aceite de hígado de bacalao | 10 000 UI/100 ml |
Bonito, arenque, atún frescos | 800 – 1000 UI/100 g |
Caballa del atlántico fresca | 360 UI/100 g |
Boquerón, sardina, salmón frescos | 280 – 320 UI/100 g |
Conservas de atún, caballa, sardinas en aceite | 220 – 330 UI/100 g |
Langostino | 720 UI/100 g |
Hígado de pollo | 80 UI/100 g |
Hígado de ternera | 15 – 50 UI/100 g |
Leche no enriquecida | 3- 40 UI/100 g |
Mantequilla no enriquecida | 30 – 32 UI/100 g |
Yogur no enriquecido | 2.4 UI/100 g |
Queso manchego viejo | 80 UI/100 g |
Queso de bola | 7.2 UI/100 g |
Champiñones expuestos 30 minutos al sol | 400 UI/100 g |
Otras opciones son los suplementos que son de bajo costo, con un beneficio muy importante:
- Cápsulas
- Spray oral.
CONSULTA A TU MÉDICO ANTE CUALQUIER SÍNTOMA RELACIONADO AL COVID-19, PREVENIR SIEMPRE ES MEJOR QUE CORREGIR.
Referencias Bibliográficas
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- Martineau, A.; Jolliffe, D.; Hooper, R.; Greenberg, L.; Aloia, J.; et. al. Vitamin D supplementation to prevent acute respiratory tract infections: systematic review and meta-analysis of individual participant data. BMJ (Clinical research ed.). 2017; 356, i6583.
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