La hepatitis es la inflamación y aumento de volumen (acompañado o no de dolor) del hígado, un órgano esencial para la vida. Si este no funciona adecuadamente, se presentan severos problemas de salud. La hepatitis suele estar causada por un virus, aunque hay otros factores como drogas, alcohol y medicamentos que también pueden inducirla.

Hay varios tipos que pueden causar hepatitis, los cuales son identificados con las letras del alfabeto. Los tres tipos más comunes de hepatitis son la Hepatitis A, Hepatitis B y Hepatitis C, todos ellos causan síntomas parecidos, aunque se transmiten por vías diferentes y tienen un impacto en la salud a largo plazo muy diverso.

Hepatitis A

La hepatitis A es una enfermedad del hígado causada por el virus de la hepatitis A, el cual es bastante común en los países en vías de desarrollo o en aquellas áreas donde los niveles de salubridad son escasos.

¿Cuál es la causa de la hepatitis A?

Es posible infectarse con hepatitis de distintas maneras: una de ellas es consumir alimentos o bebidas contaminadas, ya que el virus se disemina fácilmente entre los contactos directos del paciente como la familia y los compañeros de escuela.

El virus suele encontrarse en las heces y la vía habitual de contagio es cuando incluso una cantidad pequeña del virus entra en el sistema digestivo de una persona sana. De allí la importancia de lavar cuidadosamente las manos cada vez que se usa el baño, así como antes de consumir alimentos. Existen además evidencias de que este virus también podría contagiarse por contacto sexual.

¿Tengo riesgo de contagiarme con hepatitis A?

Los siguientes factores aumentan el riesgo de contraer este tipo de enfermedad hepática son:

  • Higiene personal inadecuada
  • Contacto cercano con alguien que sufre hepatitis A
  • Nadar en aguas que pueden estar contaminadas
  • Consumir alimentos (vegetales y frutas crudas) que han sido lavados con agua contaminada
  • Comer productos del mar provenientes de aguas contaminadas
  • Viajar a países donde la hepatitis A es frecuente

¿Cuáles son los síntomas de la hepatitis A?

Las personas con esta enfermedad pueden estar totalmente asintomáticas dependiendo de la severidad de la infección. Sin embargo, la ausencia de síntomas no implica que no puedan contagiar a otras personas. Los casos sintomáticos pueden presentar algunos de los siguientes hallazgos clínicos:

  • Síntomas similares a los del resfriados (como la fiebre)
  • Náuseas y vómitos
  • Diarrea
  • Fatiga
  • Pérdida de apetito y disminución de peso
  • Dolor abdominal
  • Prurito cutáneo
  • Ictericia (coloración amarillenta de la piel y las mucosas)

¿Cómo se diagnostica?

El médico puede palpar el hígado durante el examen físico y además puede realizar un examen de orina para buscar, entre otras cosas, niveles elevados de bilirrubina o urobilinógeno, ya que si estos se encuentran altos, es un indicador de daño hepático y un signo de enfermedad del hígado.

Cuando los niveles de estos compuestos están elevados y el hígado es más grande y firme de lo normal, el médico solicitará pruebas de función hepática para saber con más precisión que está ocurriendo. Además, es posible realizar un examen de sangre para confirmar la presencia del virus de la hepatitis A.

¿Se puede prevenir la hepatitis A?

Existe una vacuna que ofrece muy buen nivel de protección contra esta enfermedad. Después de la primera dosis, se debe colocar un refuerzo al año que brinda protección por una década. Es muy importante asegurarse de estar vacunado si se piensa viajar a países donde la hepatitis A es frecuente (por lo general países en vías de desarrollo).

Se debe consultar con el médico para mayor información sobre la vacuna disponible en tu localidad. Además, si la persona ya ha padecido hepatitis A habrá desarrollado inmunidad natural contra ese virus en particular, por lo que no será posible volver a contraer hepatitis A de nuevo.

¿Tiene tratamiento?

La hepatitis A suele durar de 2 a 8 semanas, aunque en algunos casos se ha extendido hasta por 6 meses. La duración de la infección depende de la edad y el estado general de la persona enferma. No existe un tratamiento específico para la hepatitis A. Esta se resuelve espontáneamente con el reposo en cama, una nutrición adecuada y evitar el consumo de bebidas alcohólicas ayudará a aliviar los síntomas.

¿Cuáles son los efectos a largo plazo?

La mayoría de los pacientes se recuperaran por completo de afección ya que se trata de un virus que no está asociado a problemas de salud serios a largo plazo. Sin embargo, existe una remota posibilidad de que la hepatitis A cause daño hepático que se mantenga en el tiempo aunque esto es bastante infrecuente. Una vez que una persona sufre de hepatitis A no puede ser donante de sangre.

HEPATITIS B

La hepatitis B es una infección muy común a nivel mundial y la misma está causada por un virus que causa inflamación del hígado.

¿Cuál es la causa de la hepatitis B?

Este tipo de enfermedad hepática suele transmitirse a través del contacto sexual con penetración (cuando el pene se introduce en la vagina, el ano o la boca) sin protección o cuando se comparten agujas contaminadas con sangre. Asimismo, se puede transmitir de la madre al feto durante el embarazo o de persona a persona a través de una trasfusión de sangre.

¿Cuáles son los síntomas de hepatitis B?

Puede ser una infección silente totalmente asintomática o presentar alguna manifestación clínica, bien sea en su forma aguda o crónica. La hepatitis B aguda suele durar unas pocas semanas, al final de las cuales el hígado vuelve a la normalidad, mientras que en la crónica la enfermedad puede mantenerse activa por el resto de la vida generando daño irreversible al hígado. La hepatitis B se considera crónica cuando la infección se mantiene activa por más de 6 meses.

Los síntomas pueden incluir:

  • Fatiga
  • Pérdida de apetito
  • Síntomas similares al resfriado (dolor de cabeza y fiebre)
  • Náuseas y vómitos
  • Diarrea
  • Pérdida de peso
  • Ictericia (color amarillento de la piel y las mucosas asociado a orina muy oscura)
  • Prurito cutáneo

Sólo un pequeño porcentaje de personas desarrollarán hepatitis B crónica, la cual puede presentarse con un amplio abanico de síntomas que van desde los casos totalmente asintomáticos hasta aquellos pacientes que presentan una enfermedad muy severa. Cuando la hepatis B se presentan con síntomas estos suelen ser:

  • Fatiga
  • Ictericia
  • Hemorragia gastrointestinal (a nivel del estómago o el intestino)

¿Cómo se diagnostica? 

Al igual que en la hepatitis A, el médico puede palpar el hígado durante el examen físico y además puede realizar un examen de orina. El médico solicitará pruebas de función hepática para saber con más precisión que está ocurriendo si los niveles de bilirrubina están elevados y el hígado se palpa más grande y rígido.

Además es posible realizar un examen de sangre para confirmar la presencia del virus de la hepatitis B. Si esta prueba es positiva, por lo general el paciente es referido a un especialista para pruebas adicionales para determinar el grado de compromiso hepático.

¿Se puede prevenir esta enfermedad del hígado?

Si el compañero sexual sufre de esta enfermedad, se debe usar siempre condón al mantener relaciones sexuales, a fin de prevenir el contagio del virus. Además, existe una vacuna muy efectiva disponible para las personas con alto riesgo de contagiarse.

¿Tiene tratamiento? 

La mayoría de los enfermos se recuperan por completo de la hepatitis B sin necesidad de ningún tipo de tratamiento más allá del reposo en cama y una dieta adecuada. Sin embargo, aquellos que desarrollan hepatitis crónica necesitarán un tratamiento más complejo, por lo general basado en un medicamento conocido como interferón.

Además, será necesario un control periódico de la función hepática para detectar la aparición de cualquier tipo de daño. En los casos más avanzados donde el hígado ha dejado de funcionar casi por completo, será necesario realizar un trasplante hepático.

En los casos donde se da un diagnóstico positivo, se debe procurar limitar el consumo de alcohol y evitar las comidas grasosas. La mayoría de los adultos presentarán inmunidad de por vida contra el virus de la hepatitis B una vez que se recuperan de la infección.

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