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Qué es la cirrosis hepática

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El hígado es el principal filtro y regulador de las sustancias químicas que van a la sangre. Es el órgano interno más grande del cuerpo y forma parte del sistema digestivo. La cirrosis hepática es una de las enfermedades del hígado más comunes entre personas que ingieren grandes cantidades de bebidas alcohólicas. Pero, ¿Cuál es la causa y cómo se puede saber si se padece de esta enfermedad?

¿Qué es la cirrosis del hígado?

Cirrosis es el término médico que hace referencia al cambio del tejido normal de un órgano por tejido cicatrizal o fibroso. En términos sencillos, significa que el tejido sano se destruye y en su lugar queda una cicatriz fibrosa que altera y bloquea el flujo sanguíneo a través de dicho órgano.

La cirrosis es una condición delicada y cuando ocurre, el hígado deja de funcionar adecuadamente, por lo que se alteran sistemas vitales del organismo como la lucha contra las infecciones, la coagulación de la sangre así como la producción y secreción de bilis hacia el intestino delgado.

¿Cuál es la causa de la cirrosis del hígado?

Muchas condiciones pueden producir cirrosis hepática, aunque de todas el consumo excesivo de alcohol es la principal, al punto que la mayoría de la gente asocia esta condición con el alcoholismo. Sin embargo, existen otras causas de cirrosis como:

  • Hepatitis Viral Crónica – siendo las dos más importantes la Hepatitis B y C.
  • Esteatosis Hepática No Alcohólica (hígado graso producido por condiciones diferentes a la ingesta de alcohol)
  • Hepatitis autoinmune crónica activa
  • Cirrosis biliar primaria la cual es menos común que las otras causas; en estos casos la cirrosis se produce cuando hay obstrucción de los conductos biliares.
  • Enfermedades hereditarias como por ejemplo una condición muy rara denominada Enfermedad de Wilson.
  • Exposición prolongada a algunas drogas

Alcohol y cirrosis

Aunque cualquier persona que consuma alcohol en exceso puede desarrollar algún tipo de daño hepático, no implica que necesariamente terminará en cirrosis. Una vez que el alcohol ha dañado el hígado, las células hepáticas se hacen vulnerables incluso a pequeñas cantidades de alcohol por lo que es necesario dejar la bebida de inmediato.

El consumo de bebidas alcohólicas con moderación puede disminuir el riesgo de hepatopatía alcohólica (como se conoce al daño que sufre el hígado a causa del alcohol).

¿Cómo puedo saber si tengo cirrosis hepática?

Al igual que la mayoría de las enfermedades del hígado, la cirrosis es asintomática en sus primeras etapas de desarrollo y cuando se presenta algún síntoma este suele ser vago e inespecífico. La mayoría de las personas sólo pueden enterarse de que padecen cirrosis después de un examen físico detallado o pruebas de laboratorio que por lo general se solicitan por alguna otra condición.

Sin embargo, conforme la enfermedad progresa y el hígado se hace incapaz de llevar a cabo sus funciones y la persona afectada comienza a sentirse mal y presenta uno o varios de los siguientes síntomas:

  • Pérdida del apetito
  • Cansancio y falta de energía
  • Pérdida de peso
  • Ictericia
  • Prurito generalizado
  • Náuseas y vómitos
  • Aparecen hematomas y hemorragia nasal espontáneos
  • Aumento de las glándulas mamarias en el hombre lo cual se debe a la síntesis de hormonas femeninas las cuales en condiciones normales son eliminadas por el hígado.

En las etapas más avanzadas de la enfermedad es posible que aparezcan síntomas más severos.

  • Aumento de la circunferencia del abdomen – debido a la acumulación de líquido en el abdomen, cuando esto ocurre la persona puede tener un incremento notable de peso.
  • Vómitos con sangre
  • Heces negras y fétidas
  • Fiebre con escalofríos
  • Episodios de confusión

Los síntomas mencionados previamente son aquellos a los que se debe prestar atención si has recibido el diagnóstico de cirrosis.

¿Cómo se diagnostica la cirrosis?

Tu médico puede sentir el hígado alterado durante el examen físico, por lo que solicitará un examen de orina para determinar, entre otras cosas, los niveles de bilirrubina y urobilinógeno. Si sus niveles son altos, significa que el hígado está dañado, constituyendo por tanto un signo de enfermedad hepática (hepatitis, cirrosis, etc).

Si los niveles están elevados y el hígado se siente más grande o más firme de lo normal, el médico solicitará unas pruebas de función hepática para información más detallada. El perfil de función hepática incluye:

  • Alanina Aminotransferasa (ALT) y Aspartato Aminotransferasa (AST) – son dos enzimas que ayudan a procesar las proteínas y pueden estar elevadas si el hígado está inflamado o presenta alguna lesión.
  • Bilirrubina – Se trata de uno de los componentes de la bilis y dado que el hígado enfermo no puede procesar la bilirrubina adecuadamente, sus niveles en la sangre comienzan a aumentar provocando una coloración amarilla de la piel y las mucosas (en especial la conjuntiva del ojo), algo conocido como ictericia. Cuando los niveles de bilirrubina aumentan, siempre se debe sospechar que puede existir una enfermedad hepática.
  • Fosfatasa Alcalina (ALP) y Gama-Glutamil Transferasa- dos enzimas que pueden estar aumentadas cuando hay una obstrucción de los conductos biliares.
  • Albúmina – Se trata de una proteína que puede estar baja en algunos casos de cáncer así como cuando hay desnutrición.

Además de los exámenes de sangre es probable que el médico solicite también rayos X, ultrasonido abdominal, tomografía o resonancia abdominal así como una biopsia según sea el caso.

¿Cómo se trata la cirrosis?

El daño del hígado asociado a la cirrosis es irreversible por lo que el tratamiento está orientado a reducir las complicaciones de la enfermedad así como a disminuir la velocidad de progresión y de ser posible frenarla por completo. La destrucción del hígado se puede detener si se elimina la causa, por lo que si el alcohol es el responsable entonces se debe dejar de beber, eliminando incluso el alcohol que puede estar presente como parte de los ingredientes de las comidas.

Si la cirrosis se debe a una infección de virus de la hepatitis, entonces se deben usar medicamentos como el interferón para controlar dichas infecciones.

La cirrosis de larga data genera un daño muy extenso en el hígado, hasta el punto que este deja de funcionar. Cuando esto ocurre la única opción terapéutica es el trasplante de hígado.

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