La próstata es una pequeña glándula que sólo tienen los hombres, la misma se encuentra entre la vejiga urinaria y el recto. Tiene la forma de una castaña y rodea la uretra (el tubo que lleva la orina desde la vejiga urinaria hasta el exterior pasando por el pene). Es una parte vital de sistema reproductor masculino al producir el semen (un fluido que nutre y protege a los espermatozoides).
La próstata responde a la hormona masculina testosterona (producida por los testículos) lo cual la hace crecer durante la pubertad y le ayuda a funcionar adecuadamente durante la vida adulta. Debido a la ubicación de la glándula, cuando este crece en ocasiones genera problemas para orinar e incluso puede llegar a obstruir la uretra.
¿Qué es el cáncer de próstata?
El cáncer de próstata se diferencia de otros cáncer en que pequeñas cantidades de células cancerosas pueden encontrarse con mucha frecuencia en la próstata y estas permanecen latentes por mucho tiempo antes de comenzar a producir problemas y evolucionar a un tumor.
Esta enfermedad es rara entre los hombres menores de 50 años pero después de esta edad la incidencia aumenta dramáticamente, mucho más que cualquier otro tipo de cáncer. La edad promedio de diagnóstico es de 70 años.
¿Qué hace que se desarrolle cáncer de próstata?
Las causas del cáncer de próstata son desconocidas, aunque hay algunos factores que aumentan las probabilidades de sufrir cáncer de próstata (ver más abajo). Este tipo de cáncer se desarrolla cuando las células de la glándula crecen de manera descontrolada haciendo que se desarrolle un tumor. Esto eventualmente comprime la uretra causando el cuadro clásico de interrupción del flujo urinario, necesidad de orinar más frecuentemente y dificultad para orinar.
Conforme progresa la enfermedad, las células cancerígenas sobrepasan los límites de la próstata y se diseminan a otras zonas del organismo, especialmente los huesos.
Factores de riesgo que hacen más propenso a sufrir esta enfermedad
Uno de cada veinte hombres se diagnostica con cáncer de próstata (cerca de 16.000 al año). Las probabilidades de sufrir esta enfermedad aumentan con la edad, presentándose casi siempre en mayores de 60 años. Esta puede tener un carácter heredo-familiar, de manera que mientras más familiares se tenga con problemas de próstata, más probabilidades hay de padecerlo.
Sin embargo, dado que este cáncer se asocia a la edad madura y debido a su lento crecimiento, por lo general el paciente muere de otras causas antes que el cáncer se torne un problema serio. Cerca del 50% de los hombres entre 70 y 80 años de edad tienen un cáncer de próstata bien localizado y la mayoría de estos tumores nunca darán ningún síntoma ni evolucionarán a un cáncer avanzado.
Existen evidencias sólidas de la asociación racial con el cáncer de próstata, ya que la mayoría de los hombres afro-caribeños desarrollan la enfermedad mientras que muy pocos hombres asiáticos la desarrollan. Los hombres cuyas dietas son altas en grasas de origen animal y proteínas, tienden a tener un riesgo aumentado de sufrir la enfermedad.
¿Cuáles son los síntomas del cáncer de próstata?
Los síntomas tanto de la hiperplasia prostática benigna como de un tumor maligno son similares. La mayoría de los hombres tendrá un crecimiento progresivo de la próstata conforme aumenta la edad. Esto no se trata de cáncer y es una condición que puede tratarse. Los síntomas del cáncer de próstata pueden incluir, entre otros:
- Dificultad para orinar
- Aumento de la frecuencia urinaria, especialmente de noche
- Un chorro de orina débil o interrumpido
- Sensación de que la vejiga urinaria no se vacía por completo
- Eyaculación dolorosa.
- Orina en la sangre o dolor al orinar.
Si tienes alguno de estos síntomas debes ser evaluado por un médico. Recuerda que la mayoría de los crecimientos prostáticos no son cáncer y no representan una amenaza para la vida aunque los síntomas sean similares.
El cáncer de próstata suele ser de crecimiento lento, en especial en los hombres mayores y puede que no se presente ningún síntoma por muchos años. En ocasiones, el primer síntoma es el dolor de espalda, cadera o pélvis debido a la extensión del cáncer hacia los huesos de esa zona.
¿Cómo se diagnostica?
Las primeras dos pruebas para diagnosticar el cáncer de próstata son el tacto rectal y el examen de sangre; este último busca una sustancia conocida como APE (Antígeno Prostático Específico) la cual es producida normalmente por la próstata y liberada hacia la sangre del hombre en pequeñas cantidades, pero que en los casos de cáncer de próstata tiende a aumentar. Sin embargo, el crecimiento prostático por otras causas diferentes al cáncer también pueden ocasionar aumento del APE.
Hay muchas otras pruebas que se pueden realizar para saber si se padece cáncer de próstata. Ninguna de ellas es 100% concluyente por sí misma, por lo que suelen realizarse “baterías” de pruebas para llegar al diagnóstica definitivo, incluyendo para ello el ultrasonido y la biopsia de próstata. Durante la biopsia se toma un pequeño fragmento de tejido del área afectada para su posterior análisis con el microscopio.
Tratamientos para el cáncer de próstata
Una vez que se realiza el diagnóstico de cáncer de próstata, el tratamiento a recibir depende del tipo de cáncer, si se ha diseminado, la edad y el estado general de salud. Como ya se ha mencionado, algunos cáncer de próstata crecen lentamente y muchos no requieren tratamiento alguno, sin embargo es necesario una vigilancia estricta para asegurarse de que el cáncer no ha comenzado a crecer o diseminarse.
En caso de ser necesario tratamiento lo más probable es que se realice cirugía para extirpar el tumor, lo cual implica retirar toda la glándula. Dado que no se trata de un órgano vital no existe riesgo para la vida aunque la impotencia y la incontinencia (pérdida involuntaria de orina) son complicaciones frecuentes después de la cirugía. La radioterapia o la terapia hormonal también están disponibles para el tratamiento de esta enfermedad.
Existen muchos tratamientos emergentes similares a la radioterapia de fotones (como se conoce a la radioterapia común), que consiste en una radioterapia de protones actualmente investigada y que no conlleva a mayores efectos adversos.
La terapia hormonal busca eliminar el efecto de la testosterona la cual se sabe que favorece el crecimiento y diseminación del cáncer prostático, de manera que al bloquear su efecto se espera que muchos tipos de cáncer de próstata disminuyan de tamaño.
Este tratamiento puede administrarse por sí solo o combinado con cirugía. En este sentido el médico discutirá con cada paciente las mejores opciones para su caso particular.
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