El brote de un nuevo coronavirus llamado COVID-19 es el tema principal de preocupación en el mundo hoy día. Sin embargo, este tipo de epidemias no es nueva y, hasta ahora y para nuestra fortuna, no se trata de una enfermedad con alta tasa de mortalidad. A pesar de ello, como es de propagación rápida, ha alarmado y atemorizado a toda la población mundial.
Esto ha generado una nueva meta para la industria de las empresas farmacéuticas, y quien saque al mercado la primera vacuna probada, será la ganadora. Aunque ya existen muchos prototipos de estas vacunas que han sido lanzadas con los brotes de otros coronavirus como el SARS, aún no se ha podido encontrar la fórmula para prevenir la adquisición de el COVID-19.
No obstante, veamos cómo funcionan estos mecanismos médicos de prevención y para cuándo se prevé que estén listas las primeras vacunas contra esta nueva enfermedad.
Cómo se fabrican y cómo funcionan las vacunas
Una vacuna es un mecanismo desarrollado en laboratorios mediante procesos delicados que involucran a virus y bacterias. Existen miles de vacunas para todo tipo de enfermedades y suelen colocarse a los niños desde muy temprana edad. Ha sido la herramienta principal de reducción y erradicación de múltiples patologías desde hace más de dos siglos.
¿Cómo funcionan? En pocas palabras, los científicos toman una muestra del virus cultivado en células primarias para generar un antígeno, es decir, una sustancia que produzca una respuesta inmunitaria en el organismo donde está la célula. Después de obtener este antígeno, se le añaden preservativos y estabilizadores.
Básicamente, ese fragmento de virus o bacteria le enseña al sistema inmunológico del cuerpo a combatirlo eficazmente y crear anticuerpos. Es por ese motivo que, si el organismo está en exposición de un patógeno de ese tipo en específico, el sistema inmune lo reconoce y ya tiene las herramientas para inhabilitarlo.
No obstante, este proceso es mucho más complejo que esto y, por tratarse de ser un producto para la salud que maneja microorganismos, debe testearse y analizarse para comprobar su seguridad y que sea aprobado para su uso en seres humanos.
Como cada vez siguen surgiendo nuevas mutaciones de virus y bacterias, se necesitan nuevos tipos de vacunas para atacar ese nuevo patógeno. Su desarrollo puede tomar meses y este nuevo coronavirus apenas se manifestó por primera vez a finales de diciembre de 2019. Sin embargo, ya los científicos y grandes empresas farmacéuticas están en el proceso de elaboración.
Cuando estarán disponibles la vacuna para coronavirus
Este nuevo coronavirus tiene su nombre: SARS-CoV-2, aunque por motivos prácticos se le llama COVID-19 a la enfermedad que este ocasiona. Ya los científicos lograron identificar el código genético de este virus, lo que les da la materia prima para encontrar el procedimiento de elaboración de su respectiva vacuna.
A pesar de ello, según la directora de Salud Pública y Medio Ambiente de la OMS, María Neira, para El Diario Montañés, su organización está elaborando una vacuna, aunque no estará lista sino para dentro de “15 a 18 meses”, contando desde los principios de marzo de 2020.
Por otro lado, muchas empresas de la industria farmacéutica ya han alegado que están cerca de desarrollar la vacuna, lo cual ha sido favorable para éstas en materia económica, sobre todo teniendo en cuenta la estrepitosa caída de las acciones del mercado e índices bursátiles por la zozobra que ha ocasionado la epidemia.
Empresas como Moderna, con la colaboración de investigadores de la NIAID, han tenido gran popularidad debido a que ya poseen una vacuna para este nuevo coronavirus que ha entrado en procesos de análisis y testeo, por lo que, de ser afirmativa su seguridad y eficacia, el tiempo de espera para obtener la vacuna se reduce.
Por otra parte, otras empresas están tomando estrategias de elaboración de vacunas sintéticas, tomando como punto base una proteína específica (proteína S) de la superficie del coronavirus para poder producir antígenos.
Asimismo, expertos de la Universidad de Queensland en Australia han sido encomendados para desarrollar una vacuna usando su propia tecnología novedosa de respuesta rápida, con la que pueden reproducir los antígenos del virus velozmente, en lo que afirman que pudieran tardar unos “6 meses” en obtener el antídoto, aproximadamente.
El Centro Nacional de Biotecnología en España también está en la carrera para la elaboración de una nueva vacuna contra el COVID-19.
Hasta que estos mecanismos no estén disponibles en el mercado, las maneras de prevenir el contagio solo serán las sugeridas por la OMS, las cuales son:
- Lavarse las manos constantemente y usar gel antibacterial a base de alcohol.
- Al estornudar o toser, taparse la boca con el codo doblado para evitar que las partículas de saliva o mucosa queden en las manos y prevenir, de esta forma, el contagio a otras personas.
- Si estás en sitios concurridos, evita tocar a otras personas. Asimismo, también es conveniente evitar el contacto con personas que sientan síntomas similares a la gripe común.
Los tratamientos disponibles ahora para el COVID-19
El nuevo coronavirus ha tenido alto nivel de propagación. Sin embargo, para Neira, el nivel de alarma en el mundo es “desmesurado”. La tasa de pacientes contagiados que han logrado sanar es alta, lo que lleva a esta nueva epidemia a ser incluso menos letal que la del SARS del 2002.
Sin embargo, es importante acotar que aún no se cuenta con una cura específica para este virus, pero para inicios de marzo de 2020, se ha podido tratar a más del 90% de los casos confirmados de la enfermedad a través de ritonavir y lopinavir, medicamentos empleados en el tratamiento del SARS.
Además, el tratamiento ha consistido en estabilizar el sistema respiratorio y aplicar procedimientos similares a los ejercidos en el manejo de la neumonía.
Lo que nos dejan este tipo de epidemias es la experiencia al momento de enfrentar nuevos potenciales brotes en un futuro. La ciencia y las empresas farmacéuticas son cada vez más rápidas y eficaces y, con suerte, en el futuro logren desarrollar una vacuna tan potente que prevenga múltiples enfermedades.
Mientras tanto, las medidas de prevención individuales, así como los mecanismos de salubridad del estado, podrán marcar la diferencia.
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