La Artritis Reumatoide (AR) es la segunda forma más común de artritis, se trata de una condición dolorosa la cual causa inflamación y rigidez de la articulaciones al punto que puede llegar a ser incapacitante. Se entiende por articulación al punto donde se encuentran dos o más huesos, por ejemplo, articulación de la rodilla se refiere al punto donde el fémur (hueso del muslo) y la tibia (hueso de la pierna) se encuentran.
Además, las articulaciones tienen ligamentos responsables de conectar ambos huesos, así como tendones con los que se unen los músculos a la superficie ósea. Los extremos de los huesos que toman contacto entre sí están recubiertos por cartílago, cuya función es proveer amortiguación y evitar que los huesos rocen entre sí al moverse.
La mayoría de las articulaciones son del tipo sinovial. Estas son articulaciones con mucha movilidad rodeadas por un tejido fibroso o saco conocido como la cápsula de la articulación, la cual cubre por completo las superficies óseas y contiene en su parte interna una membrana conocida como sinovial. La membrana sinovial se encarga de producir un lubricante conocido como líquido sinovial el cual ayuda a nutrir los cartílagos de la articulación y disminuir la fricción.
La AR es una enfermedad autoinmune, en la cual el sistema de defensa del organismo comienza a atacar sus propios tejidos, en particular la sinovial. Esta se hace mucho más gruesa y comienza a producir una cantidad mayor de líquido sinovial haciendo que la articulación se torne dolorosa, rígida e inflamada. Si no se recibe tratamiento, la articulación puede sufrir daños irreversibles que llevan en última instancia a la deformidad.
Cualquier persona puede desarrollar AR a cualquier edad, sin embargo, esta enfermedad es más frecuente en mujeres entre los 40 y 60 años.
¿Cuáles son las Causas de la Artritis Reumatoide?
Al igual que muchas otras formas de artritis, la AR es una enfermedad muy compleja cuya causa aún no se ha logrado identificar por completo. Sin embargo, se sospecha que puede ser desencadenada por una infección (bien sea viral o bacteriana) aunque no existe evidencia sólida que sustente esta teoría. Otro factor que puede estar relacionado es el tabaquismo, el cual, además, hace que los síntomas de la AR sean mucho peores.
Síntomas de la Artritis Reumatoide
La AR suele afectar las articulaciones sinoviales tales como las manos, muñecas, codos y el pie. No obstante, tiene la capacidad de afectar cualquier articulación, lo que la hace el tipo de artritis con mayor potencial de incapacitación. La AR suele ser simétrica, eso significa que si está afectada una articulación de un lado del cuerpo, la del otro lado también se enfermará. Además, la AR ocasionalmente puede causar inflamación de otros órganos del cuerpo tal como el corazón y los pulmones.
Los síntomas de la AR pueden variar mucho de persona a persona. En algunos, los síntomas se desarrollan muy lento y quien la padece tan sólo nota que algunas articulaciones están un poco inflamadas y molestan, mientras en otros casos el desarrollo de la enfermedad es muy rápido apareciendo dolor e inflamación intensos en muchas articulaciones a la vez.
Los síntomas de la AR pueden aparecer y desaparecer, siendo los síntomas más frecuentes durante las crisis de AR los siguientes:
- Inflamación y enrojecimiento de más de una articulación. La misma puede sentirse caliente al tacto.
- Rigidez de las articulaciones la cual puede durar más de una hora.
- Dolor articular constante o recurrente. El dolor por lo general es peor durante la noche y temprano en la mañana, mejorando conforme avanza el día.
- Fiebre.
- Pérdida de apetito.
- Fatiga.
- Depresión.
- Anemia
¿Cómo evoluciona la AR?
Es muy difícil predecir como afectará a una persona en particular la AR, ya que esto varía mucho de individuo a individuo. Sin embargo, lo que se puede esperar es algún grado de lesión en varias articulaciones. Una vez que se instaura el daño, la inflamación no cura con facilidad, siendo esta la razón por la que la mayoría de los tratamiento están orientados a disminuir la inflamación.
Conforme la AR avanza se puede perder la función de la articulación. Además, es posible que se desarrollen masas bajo la piel conocidas como nódulos reumatoides los cuales suelen aparecer cerca de los codos, aunque pueden presentarse en cualquier otra localización. En casos muy raros las personas con AR desarrollan inflamación de otros órganos del cuerpo tales como:
- Ojos y boca – lo cual causa sequedad ocular y de la mucosa oral.
- Las membranas que recubren al corazón – produciendo lo que se conoce como pericarditis, cuyo síntoma principal es el dolor en el pecho, en especial cuando se está acostado.
- Las membranas que recubren al pulmón – conocido como pleuritis lo cual también causa dolor torácico además de tos.
Los síntomas de la AR suelen ser más severos en las mañanas así como en ambientes fríos y climas húmedos, por lo general el médico realizará varias pruebas para determinar que tan rápido está evolucionando la AR.
¿Tengo riesgo de sufrir de Artritis Reumatoide?
Cualquier persona a cualquier edad puede desarrollar AR, sin embargo, el riesgo es mayor si se es mujer o si hay antecedentes de la enfermedad en la familia.
¿Qué puedo hacer para prevenir la Artritis Reumatoide?
Aunque no hay nada que se pueda hacer para prevenir la AR, el hecho de llevar una dieta saludable y asegurarse de hacer ejercicio regularmente puede ayudar a prevenir el aumento de peso y la rigidez de las articulaciones.
¿Hay algo que se pueda hacer para prevenir las exacerbaciones y disminuir su impacto en mis actividades cotidianas?
Cuando hay una exacerbación de los síntomas de AR, por lo general hay una causa fácilmente identificable tal como estar enfermos, actividad física fuera de lo habitual o problemas emocionales. Sin embargo, no siempre el detonante se puede identificar.
La AR varía de persona a persona y mientras algunos sufren de AR progresiva otros tendrán una forma leve de la enfermedad con pocos síntomas y poco o ningún daño articular. Aunque la AR puede ser una enfermedad muy grave, la mayoría de las personas tendrán pocos síntomas y podrán llevar una vida normal si reciben el tratamiento adecuado.
¿Cómo se diagnostica la Artritis Reumatoide?
El médico puede sospechar la presencia de AR con base en los síntomas y la historia médica, aunque en muchos casos el diagnóstico se hace con el examen físico articular, en especial cuando una articulación grande está afectada. Un hallazgo del examen físico que confirma el diagnóstico es la presencia de nódulos reumatoides.
Sin embargo, suele ser necesario realizar pruebas de sangre para confirmar de que tipo de artritis se trata. En el caso de la AR es necesario realizar un diagnóstico expedito, por ello se solicitan Rayos X de la articulación afectada además de análisis especiales de sangre tales como el anti-CCP (Anticuerpo anti Péptido Citrulinado Cíclico) el cual busca este anticuerpo específico en una muestra de sangre.
Estos auto-anticuerpos son proteínas producidas por el sistema inmune que afectan la respuesta individual a la citrulina, una modificación química del aminoácido arginina.
En la actualidad, se cree que la conversión normal de arginina a citrulina es parte del proceso inflamatorio autoinmune que se desarrolla en las articulaciones afectadas por la artritis reumatoide.
¿Cómo se trata la Artritis Reumatoide?
No existe cura para la mayoría de las artritis pero hay una amplia variedad de tratamientos disponibles para ayudar a que los pacientes lleven una vida normal. En algunos casos, simplemente será necesario un programa regular de ejercicio para lograr aliviar los síntomas y mejorar la movilidad de la articulación afectada.
El ejercicio ayuda a fortalecer los músculos que rodean la articulación a la vez que ayuda a mantener un peso saludable. Los mejores ejercicios para las personas con AR son la natación, el ciclismo y la marcha, sin embargo, lo ideal es que el médico o fisioterapeuta asesoren a cada enfermo sobre cual es el mejor tipo de ejercicio para su caso.
En caso que el dolor articular sea muy intenso hay muchos medicamentos disponibles para lograr alivio y reducir la inflamación de la articulación. Estos medicamentos son de tres tipos diferentes:
- Analgésicos tales como el paracetamol los cuales ayudan a mitigar el dolor y suelen ser de venta libre
- Antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) tales como la aspirina y el ibuprofenos, ambos de venta sin prescripción. Además, existen AINEs más potentes que pueden ser indicados por le médico. Estos medicamentos normalmente surten efecto en cuestión de horas y reducen la inflamación y por tanto el dolor. No obstante, al ser usados por largos períodos de tiempo pueden producir problemas gástricos.
- Esteroides, por lo general cortisona que puede ser administrada por vía oral o inyectada directamente en la articulación afectada para alivio inmediato. Los esteroides pueden tener efectos adversos si se usan por mucho tiempo por lo que sólo se indican cuando la artritis es muy severa.
Además de los antiinflamatorios en todas sus formas, el médico puede también indicar medicamentos para modificar el curso de las enfermedades reumáticas cuyo objetivo es disminuir la velocidad de evolución de la enfermedad reduciendo así la inflamación.
Estos medicamentos actúan sobre el sistema inmune en lugar de hacerlo sobre los síntomas de la enfermedad y por lo común es necesario usarlos por largos períodos de tiempo o incluso de por vida, aún así no están libres de efectos secundarios por lo que es necesario un control médico periódico que incluya exámenes de sangre y orina.
Además el médico puede recomendar el uso de bastón, férulas o soportes para proteger la articulación afectada.
En los casos muy severos de artritis puede ser necesario practicar cirugía para reemplazar la articulación afectada, siendo en la actualidad muy comunes las operaciones de reemplazo de cadera y rodilla.
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