La neumonía es una infección grave que causa inflamación de uno o ambos pulmones. Los sacos aéreos (alvéolos) de los pulmones se llenan de líquido y pus, haciéndole difícil respirar a la persona afectada. Cuando los alvéolos se llenan de líquido su función declina haciendo que sea más difícil que el oxígeno pase del aire al torrente sanguíneo y cuando hay poco oxígeno en la sangre las células del cuerpo no pueden trabajar bien.
Esta enfermedad afecta a los pulmones de dos maneras. Si la inflamación afecta una sección (lóbulo) del pulmón se conoce como neumonía lobar, mientras que si distintas zonas a lo largo de ambos pulmones están comprometidas se habla de bronconeumonía.
¿Qué causa la neumonía?
Puede ser causada por bacterias, virus, hongos y químicos, aunque en ocasiones la causa exacta se desconoce. Los tipos de neumonía más comunes son los siguientes:
- La neumonía bacteriana, se desarrolla cuando las bacterias que normalmente viven sin causar daño en la garganta llegan hasta los pulmones. Esto por lo general ocurre cuando el sistema inmune del organismo se ha debilitado de alguna manera tal como sucede después de una infección respiratoria superior como la influenza. Los pulmones se afectan lo suficiente como para permitir que las bacterias infecten el área. Esta suele ser causada bien sea por pneumococcus o streptococcus pneumoniae.
- La neumonía conocida como la “Enfermedad del Legionario”, es causada por la bacteria Legionella pneumophila, la cual vive en las unidades de aire acondicionado central de edificios grandes tales como hospitales y hoteles. La bacteria puede sobrevivir en el ambiente cálido y húmedo de las unidades de aire acondicionado y cuando esto ocurre suelen aparecer epidemias de la enfermedad. El nombre viene de una epidemia de 1976, en la cual 29 miembros de la Legión Americana murieron misteriosamente después de estar en el mismo hotel. A pesar de este antecedente, suele tratarse de una enfermedad de curso leve fácilmente tratable con antibióticos.
- La neumonía viral es producida por organismos virales simples muy similares a los responsables del resfriado común. Es también una complicación frecuente de enfermedades tales como el resfriado, la influenza, el sarampión, el herpes y la varicela. Esta suele ser más leve que la bacteriana y dura un período de tiempo más breve.
- La neumonía por mycoplasma es causada por el microorganismo homólogo. Este tipo de neumonía se contagia por contacto cercano con la persona afectada, por lo que es muy común entre adultos jóvenes. Algunas personas que tuvieron esta enfermedad nunca lo supieron ya que suele confundirse con un resfriado si el enfermo tiene buena salud, debido a que los síntomas son leves y rara vez aparecen complicaciones.
- La neumonía por aspiración es causada cuando las bacterias de la boca o el estómago llegan hasta los pulmones después de haber vomitado. Se trata de una neumonía bastante común entre los alcohólicos.
- La neumonía por Pneumocystis Carinii Pneumonia (P.C.P.) es causada por un microorganismo que puede vivir sin dañar el pulmón normal, por lo que suele desarrollarse como una infección secundaria en pacientes cuyo sistema inmune está debilitado tal como sucede en enfermedades como el cáncer y el VIH, siendo en ocasiones esta afección pulmonar el primer síntoma de infección por VIH.
Síntomas de la neumonía
Los síntomas tanto de las neumonías virales como bacterianas son los mismos y suelen durar unas dos semanas. Entre estos se encuentran:
- Fiebre.
- Escalofríos.
- Tos que empeora durante la evolución, en muchos casos acompañada de flema.
- Dolor severo u opresión en el pecho.
- Dificultad respiratoria.
- Pérdida de apetito.
- Cansancio y fatiga.
- Dolores musculares generalizados.
Si crees que puedas tener esta enfermedad o tienes tos persistente lo más prudente es consultar con tu médico para una evaluación minuciosa.
¿Tengo riesgo de sufrir esta afección pulmonar?
Cualquier persona puede desarrollar neumonía, no importa si es joven y fuerte. Sin embargo, suele ser más frecuente y seria en los casos de:
- Personas mayores.
- Pacientes a quienes le han extirpado el bazo.
- En los casos de alcoholismo.
- Personas con asma, enfermedades cardíacas, problemas pulmonares o diabetes.
- Tabaquismo.
- Debilidad del sistema inmune (debido a enfermedades crónicas debilitantes tales como el cáncer o el VIH).
Diagnóstico de la enfermedad
El médico puede realizar el diagnóstico de neumonía tan sólo escuchando los pulmones con un estetoscopio. Si sospecha que pueda existir esta enfermedad, será necesario realizar una radiografía del tórax para determinar que como de complicada es la situación.
Si se trata de una neumonía severa será necesario tomar una muestra de esputo para examinar la flema con un microscopio. Luego se tratará de hacer crecer en el laboratorio al organismo responsable de la infección para determinar de qué tipo de neumonía se trata.
¿Qué tratamientos hay para la neumonía?
En los casos de neumonía bacteriana será necesario la prescripción de antibióticos. Por el contrario, si se trata de una neumonía viral, esta mejorará sin ningún tipo de tratamiento. En ambos casos será necesario mucho reposo, usar analgésicos para reducir la fiebre y beber 8 vasos de agua o zumo al día.
En los casos severos será necesaria la hospitalización para administrar tratamiento, entre los que se cuentan oxígeno suplementario para ayudar a respirar, fisioterapia respiratoria para ayudar a eliminar el moco y/o antibióticos administrados directamente en la vena. Sin embargo, la mayoría de las personas con neumonía no necesitan hospitalización.
¿Existe alguna complicación?
La mayoría de las personas con neumonía se recuperan por completo, aunque la sensación de cansancio puede durar un poco después de sufrir neumonía. Sin embargo, en los bebés (sobre todo los menores a 1 año), los ancianos o quienes tienen un sistema inmune débil, la neumonía puede ser fatal.
¿Qué puedo hacer para prevenir la neumonía?
La neumonía puede ser el resultado de un un resfriado común, por lo que si te encuentras en el grupo de alto riesgo (ver la sección de riesgo más arriba) asegúrate que tu médico te vacune contra la gripe (sólo ciertas cepas). Para prevenirla, debes evitar fumar, ya que los fumadores son mucho más proclives a desarrollar neumonía que aquellas personas que no fuman.
Hay una vacuna disponible para prevenir las infecciones por pneumococo, el microorganismo más común en la génesis de la neumonía. Esta vacuna está recomendada para cualquier persona con problemas de los pulmones o el corazón.