La gota es un tipo de artritis muy dolorosa que puede atacar tanto las grandes como las pequeñas articulaciones, aunque por lo general, afecta una sola articulación a la vez. Suele iniciar como dolor en el dedo gordo del pie, aunque puede ser cualquier otra articulación como las muñecas, dedos, tobillos, rodillas y codos.

La gota ha estado presente desde el principio de la historia de la humanidad y solía llamarse la Enfermedad de los Reyes, ya que en la antigüedad solo afectaba a las personas que estaban bien alimentadas y bebían mucho alcohol. La gota es mucho más frecuente en hombres que en mujeres y suele debutar después de los 40 años en los hombres mientras en las mujeres lo hace un poco más tarde, después de la menopausia.

¿A qué se debe la gota?

La gota se debe a los niveles elevados en la sangre de una sustancia llamada ácido úrico. Cuando esto ocurre, se dice que la persona padece de hiperuricemia.

El ácido úrico se forma cuando el cuerpo metaboliza ciertos químicos de los alimentos conocidos como purinas. Además, se puede formar por la desintegración de los propios tejidos tal como cuando se renuevan las células sanguíneas. El ácido úrico se elimina del cuerpo a través del riñón, siendo expulsado del organismo en la orina. Por ello, los niveles de esta sustancia se elevan cuando los riñones, aún cuando estén sanos, no pueden deshacerse del ácido úrico con suficiente rapidez o cuando el cuerpo produce mucho más ácido úrico de lo normal, lo cual se debe a un patrón hereditario.

En aquellas personas con enfermedad renal, los niveles de ácido úrico tienden a ser más altos de lo normal. Cuando el ácido úrico circula en la sangre, tiende a formar cristales cortantes que se depositan en las articulaciones y tejidos blandos. Sin embargo, la mayoría de las personas con hiperuricemia no desarrollan gota.

¿Cuáles son los síntomas de la gota?

La primera vez que se sufre un ataque de gota, el dolor puede ser muy intenso y, por lo general, suceden de noche, aunque te hayas acostado sin ningún problema. La articulación afectada se inflama y la piel se toma un color rojo violáceo, además de presentar aumento local de la temperatura.

Además, la articulación puede ser tan dolorosa que el más pequeño roce puede causar un dolor insoportable. En algunos casos puede asociarse con fiebre y pérdida del apetito.

En los pacientes que han sufrido gota por mucho tiempo, los cristales de ácido úrico se pueden acumular en los tejidos blandos a lo largo de todo el organismo (por ejemplo en los lóbulos de las orejas y las manos) formando pequeños bultos duros que parecen espinillas. Estos bultos se llaman tofos y se pueden ver bajo la piel.
El primer ataque por lo general cede en pocos días aunque se han reportado casos donde duran varias semanas.

Hay riesgo de sufrir un ataque de gota si los niveles de ácido úrico son elevados, por tanto el riesgo aumenta si:

• Hay sobrepeso.
• Se consumen grandes cantidades de alcohol, en especial cerveza y vino tinto.
• La persona ha sido sometida a cirugía mayor o ha padecido una enfermedad muy severa.
• Cuando se usan ciertos medicamentos como los diuréticos que se emplean para tratar la enfermedad cardíaca o la hipertensión arterial
• La dieta es rica en productos con niveles elevados de ácido úrico tales como riñones, hígado y algunos mariscos.
• Hay historia familiar de niveles elevados de ácido úrico.
• El consumo seguido de carnes rojas.

¿Qué puedo hacer para prevenir este tipo de artritis?

Para prevenir la gota es indispensable mantener una dieta saludable y disminuir el consumo de alcohol. Además, debes asegurarte de realizar ejercicio regularmente para prevenir el aumento de peso.

¿Cómo se diagnostica?

El médico analizará la historia médica y examinará la articulación afectada, además de tomar una muestra de orina y sangre para determinar si los niveles de ácido úrico se encuentran elevados, aunque el hecho de que estén altos no significa necesariamente que tengas gota.

Para confirmar este diagnóstico, el médico deberá tomar una muestra del fluido de la articulación o de los bultos bajo la piel para determinar con un microscopio si contienen cristales de ácido úrico. Además, pueden solicitarse rayos X de la articulación comprometida.

¿Cuál es el tratamiento de la gota?

Afortunadamente, la gota probablemente sea el tipo de artritis más fácil de tratar. Hay dos opciones:

• En primer lugar, durante el ataque, es necesario administrar antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) para aliviar el dolor y reducir la inflamación. Con un tratamiento efectivo, la crisis de gota puede controlarse en 24 horas aunque será indicado un AINEs para tener en casa de manera que se pueda reiniciar tratamiento ante el primer signo de un nuevo ataque.
• En segundo lugar, sobre todo cuando hay varios ataques recurrentes de gota, será necesario administrar medicamentos para evitar que estos se repitan. Estos medicamentos pretenden reducir los niveles de ácido úrico y será necesario usarlos regularmente. El personal sanitario monitorizará los niveles de ácido úrico mediante exámenes de sangre de control.

En caso de sospechar que la dieta sea un factor determinante en el desarrollo de la gota, será necesario disminuir el consumo de alcohol y cambiar los hábitos dietéticos de manera que se eviten algunos alimentos tales como los riñones, sardinas e hígado. Además debes proponerte ingerir al menos 10 vasos diarios de agua al día para diluir todo el exceso de ácido úrico circulando en tu organismo.

Si no se trata la gota los ataques suelen ser recurrentes, durando más tiempo y apareciendo con más frecuencia. Si esta situación se prolonga por muchos años, es posible que la articulación sufra daños permanente. Sin embargo, dado que los tratamientos disponibles en la actualidad son tan efectivos, es poco probable que esto ocurra.