La enfermedad inflamatoria pélvica (EIP) es una infección que se presenta cuando una bacteria entra a través del cuello uterino y asciende hasta los órganos pélvicos incluyendo el útero, las trompas de Falopio y los ovarios. Además del HIV, la EIP es la enfermedad de transmisión sexual más común.
¿Cuál es la causa de la Enfermedad Inflamatoria Pélvica?
Hay una gran variedad de bacterias que pueden producir EIP, aunque las implicadas con más frecuencia son las responsables de la gonorrea y la clamidia. En ocasiones, estas bacterias pueden acceder a los órganos reproductores internos durante la colocación de un dispositivo intrauterino (DIU), el parto o incluso un aborto.
Síntomas de la Enfermedad Inflamatoria Pélvica
Los síntomas de la EIP pueden variar de mujer a mujer, siendo en ocasiones bastante complicado poder realizar el diagnóstico ya que esta enfermedad puede presentarse en forma aguda (evolución breve pero muy severa) o crónica (a largo plazo con síntomas más leves) siendo la última presentación particularmente frecuente en los casos de infección por clamidia, la cual en ocasiones produce pocos síntomas o es del todo asintomática.
Entre los síntomas asociados a la EIP se encuentran:
- Dolor abdominal intenso
- Flujo vaginal abundante y fétido
- Fiebre
- Náuseas
- Pulso acelerado
- Dolor o molestias durante las relaciones sexuales
Por su parte los casos de EIP crónica pueden presentarse con:
- Dolor abdominal cosntante
- Debilidad y cansancio
- Menstruación muy abundante y dolorosa
- Dolor o molestias durante las relaciones sexuales
- Sangrado entre períodos
- Dolor de espalda
Si estás preocupada porque crees que podrías estar sufriendo esta condición, lo mejor es pautar una cita con el médico o acudir a una clínica especializada en enfermedades genitourinarias.
¿Cómo puedo evitar contraer esta enfermedad?
La infección que produce EIP se puede prevenir evitando las conductas sexuales peligrosas (sexo inseguro) ya que si los condones se usan de manera correcta y consistente protegen contra infecciones como la gonorrea y la clamidia, los responsables principales de la EIP.
Además ciertas estrategias pueden ayudar a evitar la diseminación de la bacteria como por ejemplo:
- No mantener relaciones sexuales vaginales inmediatamente después del sexo anal
- Evitar las relaciones sexuales por 6 semanas después del parto o por una semana luego de un aborto
- Evitar las duchas vaginales ya que estás pueden impulsar las bacterias hacia los órganos pélvicos
¿Cómo se diagnostica la enfermedad inflamatoria pélvica?
La EIP puede ser difícil de diagnosticar, por lo general el médico realizará un examen pélvico detallado en búsqueda de áreas inflamadas o dolorosas. En los casos de sospecha de EIP es posible que sea necesario el apoyo de un especialista que pueda realizar bien sea un ultrasonido o una laparoscopia; esta última es una cirugía menor en la cual se introduce una pequeña cámara a través de un tubo colocado en la pared abdominal mediante una pequeña incisión, esto con la finalidad de observar directamente lo que está ocurriendo en la cavidad pélvica.
¿Cómo se trata esta condición?
La EIP se trata con antibióticos, reposo en cama y analgésicos. En los casos severos, es posible que se necesite hospitalizar a la paciente de manera que los antibióticos se puedan administrar directamente en la vena. Regularmente son necesarias consultas de seguimiento para asegurarse que la infección desapareció del todo. Además es muy importante que la pareja sea examinada también para garantizar que ambos estén libres de infección.
¿Cuál es el efecto a largo plazo de la enfermedad inflamatoria pélvica?
Si la EIP no se trata puede causar infertilidad debido a que la infección produce cicatrices en el tejido de las trompas de Falopio, lo que hace que estas se estrechen u obstruyan haciendo que sea imposible para los espermatozoides alcanzar al óvulo para fertilizarlo.
Una mujer que ha sufrido de EIP tiene mayor riesgo de embarazo ectópico o tubárico, eso significa que el óvulo fecundado no puede llegar hasta el útero para implantarse y crecer por lo que se une a la trompa de Falopio donde no logra evolucionar adecuadamente. Este tipo de embarazo es una amenaza mortal para la madre y resulta letal para el feto en prácticamente todos los casos.
Las mujeres con episodios recurrentes de EIP tienen más probabilidades de sufrir cicatrices en las trompas que aquellas que sufrieron la enfermedad una sóla vez.